domingo, 8 de febrero de 2015

Mes de la literatura de amor

Nuevo mes y un nuevo propósito para la biblioteca: dedicar nuestros esfuerzos a la literatura de amor. El hecho de que el santoral haya emplazado a San Valentín a mitad del recorrido ha sido una invitación definitiva y, aunque no excesivamente original, inevitable.

El ser amado es un templo con infinitas puertas. Su cuerpo es un espacio misterioso y sagrado. Y los amantes escriben cuando se aman. Escriben en el aire, palabras, y con el cuerpo; en segunda persona llenan el aire: «A ti».
El mensaje de amor, el papel que un día tembló entre nuestras manos, es parte de una cadena que atraviesa toda la humanidad; cada vez que dos amantes se han visto separados han intentado reunirse: una celosía abierta, los oficios de una celestina, el pañuelo mojado en llanto, las trenzas cortadas, el rosario de la madre. Porque todos, probablemente, hemos recibido en algún momento de nuestra vida un mensaje de amor; todos, también, lo hemos escrito alguna vez; y junto a la elocuencia que nace de la pasión emerge, a veces, una expresión incontrolada y vacilante que empobrece el sentimiento. En ocasiones, nos faltan las palabras que sirven para colocar la escritura al mismo nivel que la pasión. No obstante, en otras, brillará en el camino una mariposa...

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