viernes, 27 de noviembre de 2015

Cuando las palomas cayeron del cielo


   Resumen
   Durante la Segunda Guerra Mundial, la Alemania nazi y las Unión Soviética mantuvieron un terrible pulso por el control de los países bálticos que no solamente destruyó la estructura social y política de estos sino que tuvo efectos físicos y morales devastadores en la población. Cuando las palomas cayeron del cielo es un relato sobre este aspecto poco conocido en España de esta parte de la historia de Europa. Una novela que se despliega a lo largo de tres décadas y aúna el análisis histórico con el retrato psicológico y el suspense que no se resuelve hasta la última página.

   Mi valoración
   La primera novela que leí de Sofi Oksanen me gustó por el panorama histórico que sirve de fondo y que me resultaba desconocido: la situación de Estonia durante el periodo de ocupación soviética y cómo habían vivido los estonios tal momento. Pues bien, la etapa de Estonia durante la ocupación nazi queda reflejada también en Cuando las palomas cayeron del cielo.
   Si el lector conoce poco de ese periodo de la historia estonia le recomiendo este libro. Además, va a encontrar una trama de acción para que el suspense no decaiga, y todo contado con un estilo lleno de detalles, de esos que se captan por el rabillo del ojo; la mejor perspectiva que un escritor puede adoptar; por ejemplo, leemos en la página 32:
   “Tenía el carmín algo corrido y notaba su sabor rancio, pero no le importaba, pues era señal de que los suyos eran labios besados.”

   El argumento de la novela gira sobre tres personajes que bien pueden representar las tres posibles posturas del hombre ante la ocupación de su país por una potencia extranjera. A saber. O resiste y lucha en la clandestinidad como Roland o se amolda a la nueva circunstancia (caso de quien tiene como criterio no tenerlo) o se decanta por una postura ambigua con Juudit.
   En Cuando las palomas cayeron del cielo, aparte de una novela de acción (espías, chivatos…) sobre una novela histórica (Estonia desde 1941 a 1966), hay una novela rosa (Juudit-capitán alemán, Juudit-Roland, Roland-Rosalie, Evelin-Rein) y también retazos de una novela costumbrista rural (hechos de Toaara y Tooru). Debo comentar que la crítica se ha sentido defraudada por esta novela en comparación con Purga, la primera novela que leí de Sofi Oksanen.
   Bueno, no sé.
   Se habla de un final poco hilado y, por tanto, confuso en Cuando las palomas cayeron del cielo. Por eso, mi sugerencia es doble. Si no se conoce nada de esta autora recomiendo Purga, y si se conoce, sugiero Cuando las palomas cayeron del cielo en lectura comparada.
Sí que queda claro en las dos novelas que la autora escribe bien.
¿Y cuáles son las señas de identidad de este buen estilo?
   Vamos allá.
   I. Utiliza cosas y no ideas, objetos tangibles en vez de reflexiones abstractas con lo que consigue la magia de una escritura visual. Por ejemplo, nos muestra lo cotidiano mediante el sentido del oído así.
   “[…] el tintineo de la cuchara contra el platillo, el ruidito de una cajita de horquillas, la jarra de lecha al posarse sobre la mesa…” (pág. 29)

   II. Como en un anuncio, Oksanen hace desfilar ante nuestra retina una caravana de imágenes y ese desfile nos engancha e hipnotiza ya que rehacemos en nuestra imaginación todo un mundo familiar frente al vacío de la casa de Edgar. En la página 105 leemos:
   “El sonido de los cubiertos de la cena procedente de otras casas y las cocinas iluminadas lo desanimaban. A dos casas de distancia, los miércoles cocinaban sopa de albondiguillas; los jueves, macarrones para los niños y carne frita para los hombres. También preparaban mermeladas. En cambio, a Parts=Edgar lo aguardaba en su hogar una cocina apagada, en un fogón una cazuela de patatas sumergidas en agua fría; en eso se habían convertido a su regreso de Siberia las salsas y chuletas Nelson de los inicios de su matrimonio.”

   III. La escritura de Oksanen se encarga de ir ocupando continuamente la imaginación de los lectores y de mantenerlos inmersos en la acción por medio de la técnica del párrafo-baúl tan atestado de tesoros como la cueva de Alí Babá.
    Un botón de muestra.
   “La ciudad se abalanzó sobre ella en cuanto dobló la primera esquina: al otro lado aparición un aluvión de cochecitos de bebés, perros callejeros surgidos de la nada, damiselas que reían y soldados alemanes tocando la armónica que le guiñaron un ojo. Juudit respiró hondo y se sonrojó, y apenas se había repuesto de su turbación cuando el tumulto de correos llenó sus oídos, se oyeron abrirse las puertas del banco, los botones corrían por la calle y un chiquillo que vendía imágenes del Führer la agarró de la manga.” (pág. 48)

   IV. Pero la autora no acumula cosas a tontas y a locas, tiene ojo y muñeca, sabe mirar y escribir
   “Las comisuras de los labios del alemán de la mesa contigua se veían sanguinolentas por el vino.” (p. 177)
   “[…] y se guardó el pañuelo bajo el puño de la camisa.” (pág. 80)

   V. Atrapa al vuelo detalles peculiares que van abriendo pequeñas intrigas en la historia, que despiertan la curiosidad del lector y crean expectativa por conocer el resto.
   “Recordaba muy bien […] cómo su flamante marido rechazaba los pechos que ella le ofrecía, apartándolos al otro lado de la cama igual que se empuja al otro lado de la mesa un plato en mal estado.” (pág. 37)

   VI. Hay en Oksanen mirada atenta, sucesos únicos y reflexiones singulares. Ahí está el secreto de escribir bien. Y eso lo podemos encontrar en Purga y en Cuando las palomas cayeron del cielo.

   Acabo con una reflexión singular.
   “Tal vez la vida era tan fútil y frágil que no merecía la pena dedicarle esfuerzos innecesarios cuando tenían por delante la tarea de preparar el áspic, derretir la manteca y salar las tripas para los embutidos del próximo año.” (pág. 247)


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