lunes, 30 de mayo de 2016

Ifigenia en Áulide (Eurípides)

457 páginas (libro completo). 73 páginas
(Ifigenia en Áulide). Editorial Gredos
Argumento
Agamenón debe sacrificar a su hija Ifigenia para que los aqueos congregados en Áulide puedan partir hacia Troya. Para ello la manda llamar, bajo la presión de Menelao y con el pretexto de casarla con Aquiles (éste nada sabe del matrimonio). Después, Agamenón, arrepentido, anula la orden, pero Menelao detiene al segundo mensajero. Ifigenia llega con su madre Clitemnestra. Allí conoce los verdaderos motivos de la convocatoria; Menelao se arrepiente de su intromisión y propone abandonar la expedición, pero es en vano: Agamenón en este momento teme la ira del ejército si anula la empresa. Aquiles, cuyo honor está en entredicho tras enterarse de todo, apoya a las mujeres hasta el punto de proponer su propia muerte. En ese momento Ifigenia, una Ifigenia distinta de la niña que suplicaba versos antes por su vida, toma resuelta el camino de la muerte después de entonar un canto en honor de Artemisa.

Valoración
Muchos opinan que el teatro se ve, no se lee. Esta ha sido la primera tragedia griega que ha caído en mis manos —de la literatura griega clásica solo conocía las epopeyas Ilíada y Odisea—, y personalmente creo que está bien para empezar. Es una hermosa obra de Eurípides, en la que se muestra la transformación que sufre Ifigenia con respecto a la reacción hacia su destino. Me parece un acierto el hecho de que los personajes evolucionen, aunque estos cambios se produzcan de modo abrupto. Nos encontramos al principio con una Ifigenia asustada de la muerte que, de repente, acepta su sacrificio sin ningún reproche y se convierte en heroína. O quizás eso es lo que pretenda hacernos creer. Tal vez no debamos dejarnos engañar y, aunque parezca que Ifigenia acate su sino simplemente por la patria, en el fondo lo haga con resignación y reparo. Después de todo, y como es normal a su temprana edad, creo que no le agrada en absoluto la muerte. Prueba de ello acaso sean las famosas palabras «Adiós, luz que yo tanto amaba», también traducidas como «Adiós, mi querida luz». Ifigenia quería vivir. La joven, además, insta a su madre a creer que su sacrificio es correcto, pero en mi opinión también lo hace para su propio convencimiento, porque tiene muchas dudas.
Por otra parte tenemos a Agamenón, probablemente el personaje más trágico de la obra; se ve atacado por la impotencia y la lucha entre su faceta de rey, que impondría el bien común, y la de padre, que querría ante todo proteger a su joven hija. De este modo, al igual que con las discusiones con Menelao y con Clitemnestra, nos encontramos con una perspectiva crítica y más familiar del soberano. También presenta sátiras hacia Menelao —a quien Eurípides no estimaba en absoluto— e incluso de refilón a Odiseo. Considero que la figura de Aquiles es la más forzada pues parece estar al margen de todo y su presencia aparenta ser más bien una intromisión innecesaria. Finalmente, nos topamos con un desenlace feliz tras el cual solo queda el suspense esclarecido con Ifigenia en Táuride, y también el rencor de Clitemnestra hacia su marido.

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