lunes, 25 de enero de 2016

Winesburg, Ohio




 

Mi valoración

Un grupo de relatos sobre los personajes de ese pueblo ideado por Anderson: Winesburg. Hay un maestro que demuestra su ternura con las manos y es acusado de pederastia; un granjero que quiere regar la cabeza de su nieto con sangre de un cordero; una mujer que tras esperar inútilmente a su novio ausente, se echa a la calle desnuda en una noche de lluvia; un hombre, traicionado por su mujer, que acaba siendo un misógino recalcitrante; un reverendo que encuentra la fuerza de Dios en la contemplación de su vecina desnuda; un hombre que crea un mundo de seres imaginarios hasta que una mujer real se los acaba llevando y lo deja en total soledad; un señor de ideas tan fijas que apabulla a todo el mundo con su seguridad y acaba consiguiendo lo que quiere; una sombrerera enamorada de un camarero que tontea con el periodista que sirve de hilo conductor al conjunto de relatos; el hijo de un tendero que se cree el raro del pueblo y dirige su malestar hacia el periodista; el hombre obligado a casarse porque deja a una joven embarazada y que siente la vida como una condena; la triste vida de la madre del reportero que “vive” la muerte como una liberación; el paso de niños a adultos del periodista y de la hija de un banquero.

Ejerce Sherwood Anderson gran influencia en Hemingway y en Faulkner. Se puede considerar el padre de este tipo de relato deliberadamente simple, de estilo coloquial, que insinúa más que dice. Aquí comienza una trayectoria en el cuento norteamericano que culminará con Carver (lean Catedral si no lo han hecho) o con Cheever (lean “El nadador” y lo agradecerán).

Boquiabierta me han dejado estos relatos sencillos en apariencia, pero que encierran un mundo complejo y muestran de manera magistral la extrañeza y perplejidad que en ocasiones puede depararnos la vida.

Muy recomendable para lectores con cierta madurez literaria.


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