domingo, 21 de febrero de 2016

Eragon (Christopher Paolini)

656 páginas. Editorial Círculo de Lectores
Argumento
Cerca del albor de los sueños, en la vasta superficie de Alagaësia, una tierra surcada por las huellas de un pasado legendario, vive Eragon. Una mañana, el joven descubre en el bosque una extraña piedra con forma de huevo, en cuyo interior late una dragona que lleva más de un siglo esperando encontrar al Jinete que pueda domesticarla. Eragon es el primero en muchos años, y su nombre está llamado a devolver la paz a una tierra que en breve padecerá el ataque de Galbatorix, un rey despótico y perverso que lidera una horda de criaturas repulsivas.
La trilogía El Legado, convertida ahora en tetralogía, continúa con Eldest, Brisingr y Legado.

Valoración
Si habéis visto como yo la película Eragon, dirigida por Stefen Fangmeier, y no os ha gustado demasiado, os recomiendo aún más leer el libro en el cual está basada. La película ha tenido malas críticas por su falta de fidelidad («mentiras») con respecto al libro y la omisión de varios personajes importantes, por su falta de acción, por el vestuario que, en algunos casos resulta ridículo y por el protagonista, Edward Speleers, muy flojo en su interpretación de un guerrero. También flojea en otros como el hecho de que Hrothgar, el rey de los enanos, mida más de un metro y medio. Lo único que merece la pena, en mi opinión, son los efectos especiales y algunos actores que lo hacen bien. Pero bueno, la valoración es sobre el libro, no sobre la película, así que vayamos a ello.
Una vez más, nos encontramos con un joven «elegido» por el destino que debe salvar a su gente como ocurre en muchas ocasiones, véase Star Wars, Harry Potter… Difícil no comparar esta saga, sobre todo, con El Señor de los Anillos. Incluye las razas típicas de las novelas fantásticas medievales (elfos, enanos y hombres) pero introduce también dragones, que normalmente estuvieron asociados al mal, a guardar tesoros (como Smaug) o a retener a doncellas en sus fortalezas. Paolini, si bien no es el único, les da una nueva personalidad a estos seres fantásticos, pasándolos al «lado bueno». El autor no presenta a los dragones como simples cabalgaduras, cual fiel corcel, sino que los concecta con sus Jinetes a través de un vínculo mental; ambos son capaces de aunar sus sentimientos lo cual no deja de ser un poco forzado, más sin este pequeño detalle la novela no podría seguir su curso, es necesaria la conexión entre Eragon y Saphira.
Debo destacar el proceso de creación de idiomas que Paolini hace en Eragon. El lenguaje antiguo, en el que se pronuncian los hechizos, también presente en los siguientes libros, está tan bien elaborado que podría pasar por un idioma real (de hecho está basado en lenguajes nórdicos y celtas, y en el japonés para los títulos honoríficos). Se ven claramente ciertos patrones, tales como raíces, desinencias verbales, pronombres y determinantes, que denotan que las palabras no han sido creadas sin pensar. Y lo más sorprendente es que el autor tan solo tenía quince años cuando comenzó a escribir esta novela.
«Cuando concebí el principio de Eragon, tenía quince años: ya no era un niño, aún no era un hombre. Acababa de terminar la educación secundaria, no estaba seguro de qué camino tomar en la vida […]. Tengo veintiún años y, para mi constante sorpresa, ya he publicado dos novelas. Estoy seguro de que han ocurrido cosas más extrañas que esa, pero no a mí.» (Eldest, agradecimientos, página 11).

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