jueves, 24 de diciembre de 2015

El capitán Alatriste (Arturo y Carlota Pérez Reverte)

217 páginas. Penguin Random House Grupo Editorial
Argumento
No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente; con estas palabras empieza El capitán Alatriste, la historia de un soldado veterano de los tercios de Flandes que malvive como espadachín a sueldo en el Madrid del siglo XVIII. En esta primera aventura, Diego Alatriste deberá cumplir un misterioso encargo entre conspiraciones, azares y emboscadas en estrechos callejones, entre el brillo de los aceros, en las tabernas donde Francisco de Quevedo compone sonetos entre pendencias y botellas de vino, y en los corrales de comedias donde las representaciones de Lope de Vega terminan a cuchilladas. Acción, historia y aventura se dan cita en estas páginas inolvidables.

Valoración
El capitán Alatriste es la primera novela de la saga del mismo nombre, compuesta por otros seis libros: Limpieza de sangre, El sol de Breda, El oro del rey, El caballero del jubón amarillo, Corsarios de Levante y El puente de los asesinos.
Probablemente esta saga sea más conocida y difundida por la serie Las aventuras del capitán Alatriste. No pongo en duda su calidad como serie, pero siempre está bien acercarse al mismo mundo pero plasmado en papel. Ese mismo mundo solo en apariencia, pues el papel te permite inventar las características de personajes, escenarios, etc. a tu libre albedrío —aunque, eso sí, dentro de los límites estipulados por el autor.
Pero volvamos al tema central, la opinión sobre la novela. Quizás para algunas personas pueda resultar un tanto pesada al principio, pero una vez que te sumerges en el mundo contenido en estas doscientas páginas ya es prácticamente imposible zafarse de los hilos de su tela de araña. La novela relata las andanzas de un (por qué no denominarlo así) antihéroe que, en tiempos de tregua, se gana la vida como un sicario de la época; sus emocionantes aventuras sumen al lector en una España corrupta con todo lo que ello conlleva.
En definitiva; es un cóctel sensacional de aventuras, humor, poemas de Quevedo y no demasiados diálogos.

«Tú, en cuyas venas laten Alatristes
a quienes ennoblece tu cuchilla...
—No me jodáis, don Francisco —respondió el capitán, malhumorado—. Riñamos con quien sea menester, pero no me jodáis.
—Así hablen los, hip, hombres —dijo el poeta, disfrutando visiblemente con la que acababa de liar.» (página 24).

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