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Editorial: Alfaguara. 152 págs. Encuadernación: tapa blanda. ISBN: 9788420441733 |
Una mujer regresa de internar a su marido en un centro psiquiátrico de
Madrid. En el trayecto en tren coincide con un médico de la clínica que realiza
un estudio de los trastornos mentales a través de los relatos y escritos de los
enfermos Le apetece que le cuente mi
vida. Ángel Sanagustín, que así se llama el psiquiatra, entabla
conversación con Helga Pato y le habla de su estudio. Sanagustín se apea en una
estación y deja olvidada la carpeta con todos los escritos de los pacientes.
Helga no se resiste a leerlos y atrapa al lector con cada uno de los relatos, y
también en su aventura por localizar al doctor y devolverle la carpeta. Es ahí
donde descubre aquello que no imaginaba. Y lo mejor de todo, que el lector
tampoco podría imaginar.
Mi valoración
La primera parte es muy graciosa, el basurero loco permite contar
hasta tres historias diferentes sobre su vida, a cada cual más delirante. Muy
bien traído el juego de la ficción dentro de la ficción (no soy fanática de la
metaliteratura). Con lo anterior tal vez Orejudo pretenda hacer una crítica
sarcástica de la novela como acumulación de hechos cada vez más rocambolescos que hacen que el lector
llegue al final casi sin aliento. ¿Puede ser esto un dardo certero a la novela
como un rosario de acciones trepidantes sin más? Puede. Solo hay que leer la
novela y pensar.
La segunda parte sí que contiene una visión sarcástica de la
novela realista, del papel de los editores y de los críticos literarios, estos
últimos en ocasiones usan un tono tan simplón que raya en la deficiencia
mental. No se olvida Antonio Orejudo de hacer un repaso al canon de belleza de
la mujer. Tampoco se libran de su pluma mordaz los investigadores literarios
que consideran que algunos autores son miembros de sectas cuyas obras solo son
instrumentos de captación de adeptos. Nos propone el autor una visión contrapuesta
de literatura y realidad con lo que queda superada la idea de Stendhal de la
novela como espejo a lo largo del camino.
La tercera parte es otra vuelta de tuerca más. En efecto, aquí nos
enteramos de que el doctor Sanagustín es un impostor: se trata de Marín Urales
de Úbeda y ya van cuatro las
personalidades que adopta este personaje (Martín-militar, Martín-Amelia,
Martín-basurero, Martín- Sanagustín).
Orejudo toma como protagonista a un loco (como Cervantes y don Quijote) y
esto le da carta blanca para abordar las
historias más extravagantes construidas, no obstante, con una lógica perfecta
como si se tratase de un engranaje de relojería. El autor rompe con el esquema
de la novela del XIX y le sale un obra bien hecha.
Recomiendo Ventajas de viajar en tren
a quienes piensan que en novela ya está todo escrito.