sábado, 14 de noviembre de 2015

El hombre que quería ser culpable

      
  Argumento
Un hombre cualquiera mata un día a su mujer en un arrebato de pasión. En principio, lo acogen con simpatía los psicoterapeutas que las instituciones judiciales le adjudican para ayudarle. Pero nadie, y ellos aún menos, podrá vencer la presión de la sociedad que niega la responsabilidad individual, que niega a ese hombre la verdad de sus emociones, su integridad, que procura borrar en él toda memoria. Despojado de las bases mismas de sus existencia, el hombre va enloqueciendo en su frustrado intento de probar a los que supuestamente lo ayudan, que sí es culpable, que sí es responsable de sus actos.

    Mi valoración
   ¿Qué ocurre cuando enarbolando la bandera del bienestar social, el propio sistema elimina la libertad individual? ¿Cómo se concilia que un sistema con recursos para ayudar al individuo genere personas infelices que deben recurrir a las pastillas o al alcohol para poder aguantar? La hipótesis que plantea Stangerup es muy clara: hay una sociedad que ya piensa por el individuo, que lo engulle hasta el punto de dictaminar la no participación del mismo en una acción tan personal como es el cometimiento de un asesinato.
   La novela me ha gustado mucho porque da bastante que pensar: el intervencionismo del estado en las emociones, en la lengua (por tanto en el pensamiento del individuo), en la paternidad, en la literatura… y como consecuencia el progresivo deterioro y la locura de la persona. Y cuando todo parecía quedar ahí, en un alegato a favor de la libertad individual y en contra del intervencionismo social, el autor introduce un punto de giro genial: el último párrafo de la novela. El pobre Torben se convierte en la coartada perfecta para apoyar todo aquello contra lo que pretendía rebelarse.

   Una novela estupenda.

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