miércoles, 5 de abril de 2017

Centenario de Gloria Fuertes

El 28 de julio de este año se cumple el centenario del nacimiento de esta escritora que se retrató en un poema autobiográfico como solitaria, religiosa, enamoradiza, soltera, feminista, fumadora, motera (iba en vespa en los años cincuenta), pacifista y poeta. Nació en Madrid en una familia humilde. Estudia en varios colegios, entre ellos uno de monjas, que recuerda así:

«Me llevaron a un colegio muy triste donde una monja larga me tiraba pellizcos porque en las letanías me quedaba dormida».

Pronto encontró la manera de ayudar a su familia trabajando como cuenta ella misma:

«Mi primer juguete, una máquina de escribir (alquilada) con la que trabajaba copiando direcciones; pagaban un céntimo por cada sobre…»

Gloria Fuertes no quería ser ni niñera ni modista como su madre y comenzó estudios de Gramática y Literatura aunque su familia no entendiera sus dos grandes aficiones: el deporte y la poesía. Un botón de muestra de su labor como poeta:

«A los nueve años me pilló un carro
y a los catorce me pilló la guerra;
a los quince se murió mi madre,
se fue cuando más falta me hacía…»

Desde 1961 a 1963 reside en Estados Unidos gracias a una beca que le permite impartir clases. Nos lo cuenta así: La primera vez que entré en una universidad fue para dar clases en ella. A su vuelta de Estados Unidos imparte clases de español para americanos. En 1972 obtiene la beca March de Literatura Infantil que le permite dedicarse por entero a escribir. Su primer amor, Manolo, fue voluntario a la guerra y no regresó. Habla de él en  Carta de la eme:

«Manolo mío: mi madrileño marchoso, maduro melocotón  maleable…»

También tuvo una relación importante con su compañero literario Carlos Edmundo de Ory con quien intercambió poemas. En Los brazos desiertos le dice: 

«¡Te quiero, aunque la vida no lo quiera! »

Pero su gran amor fue Phyllis Turnbull, una hispanista estadounidense que conoció en 1953 en la sede del Instituto Internacional de Madrid.

Gloria Fuertes fue escritora tanto para niños como para adultos. En mi opinión siempre sabía dar con un punto divertido y gracioso en sus poemas donde habla un poco de todo: de su vida, de la guerra, del amor… De entre su obra destaco en literatura para adultos los títulos; Obras incompletas, Mujer de verso en pecho, Pecábamos como ángeles, Glorierías, Me crece la barba. Poemas para mayores y menores, y entre sus textos infantiles cómo no citar El camello cojito y Versos fritos. Elijo este poema, que me encanta.

Al borde
Soy alta;
en la guerra
llegué a pesar cuarenta kilos.
He estado al borde de la tuberculosis,
al borde de la cárcel,
al borde de la amistad,
al borde del arte,
al borde del suicidio,
al borde de la misericordia,
al borde de la envidia,
al borde de la fama,
al borde del amor,
al borde de la playa,
y, poco a poco, me fue dando sueño,
y aquí estoy durmiendo al borde,
al borde de despertar.



Elena Pérez Villarías, 1º ESO D

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