Noviembre, sábado, 5 de la tarde. Segunda cita de «Tardes de Té y Libros», organizada por Foro Abierto en la librería Cervantes, esta vez con Wodehouse como protagonista.
Pelham Grenville Wodehouse
(Surrey, Inglaterra, 1881-Nueva York, 1975) es uno de los mayores
representantes del humor inglés, cuyos inicios, como los de muchos otros,
comenzaron publicando pequeñas historias y columnas humorísticas en revistas
como
The Globe.
El relato corto de Wodehouse es,
como digo, clásico humor inglés, que busca ridiculizar de un modo u otro a los
ociosos e ignorantes miembros de la clase alta británica. Un humor llevado al
extremo mediante circunstancias disparatadamente cómicas a las que serán
expuestos. Es el caso Bertie Wooster, protagonista de la absurda situación pero
no por ello de la historia en sí: ése será el papel de Reginald Jeeves, el
simple valet o ayuda de cámara responsable
de la fama del autor y que —cito a Wodehouse con voz de Wooster— "Si
hiciera falta, puede mayordomear como
el mejor de ellos". Jeeves será el encargado de salvar el pellejo del
adinerado londinense y los de sus afines de tías despectivas, policías
indagadores o mujeres en general, gracias a su ingenio y manifestando un ideal
de criado en sus escuetos "sí, señor", "por supuesto,
señor" o "no lo creo, señor". La colección completa de
peripecias Wooster comprende 35 relatos cortos, recogidos en El mundo de Jeeves, y 11 novelas.
Otros icónicos personajes a destacar
son Psmith, lord Emsworth, Ukridge o Mulliner, y dando títulos:
El hombre con dos pies izquierdos,
Amor entre pollos,
Habla Míster Mulliner. Como antología para acercarse a este maestro
del humor, recomiendo
¡Pues vaya!
Wodehouse comparte el podio del
humor inglés con escritores como Tom Sharpe con su novela Wilt, escarneciendo una vez más la alta burguesía anglosajona.
«—Oye, Bertie, ¿es verdad que tú
también estuviste prometido, tiempo atrás, con Honoria?
— Efectivamente.
Biffy tosió.
— ¿Cómo la dejaste? Quiero decir,
¿cuál fue la tragedia que evitó la boda?
— Jeeves lo hizo todo. El asunto
quedó a cargo suyo.
—Antes de irme —dijo Biffy
pensativamente— entraré un momento en la cocina a charlar un poco con Jeeves...»